IMAGEN EXPANDIDA


03
Un corte temporal a la imagen expandida [1] 
Gerardo Suter / Octubre de 2013


2011-2013: síntesis / Comentaba en otro texto[2] que desde mediados de los años noventa comienzo a desarrollar un cuerpo de trabajo donde la arquitectura funciona no sólo como contenedora y soporte de la obra, sino que además se convierte en el espacio que me permite ensayar y perfeccionar tanto las posibilidades expositivas / instalativas de la imagen y de otros componentes, como la manera en la que el espectador percibe sus interrelaciones. Desde entonces y hasta la fecha, estas propuestas se inscriben en un gran proceso de investigación práctico-teórico que he denominado imagen expandida. Un primer corte a la evolución de estos trabajos lo realicé en 2010 y de esta revisión surgió la inquietud de continuar experimentando en tres direcciones: el espacio envolvente, el espacio sonoro-visual, el espacio abierto-cerrado. La muestra titulada DF penúltima región (Antiguo Colegio de San Ildefonso, Ciudad de México, 2011), resultó ser un compendio de lo ensayado hasta entonces en el campo de la imagen expandida. Sirvió para consolidar los hallazgos realizadas en espacios de menor tamaño, marcó la pauta para concebir de manera más certera el espacio envolvente y me permitió entender mejor el funcionamiento del binomio imagen-sonido. En DF penúltima región pongo en práctica un conjunto de ideas que habían permanecido en el papel y sin resolverse, cierro un ciclo más de experimentación y tengo mayor claridad acerca del funcionamiento de ciertos componentes de la instalación: compruebo que el sonido se comporta como elemento aglutinador que facilita la integración de distintas piezas en un mismo ambiente, o que la densidad de los materiales utilizados como soporte de la imagen, su transparencia o solidez, resulta ser un punto de inflexión a partir del cual es posible provocar en el espectador sensaciones diferenciadas.


Pensar más y más en la temporalidad de las obras / Entiendo que no sólo la contemplación es importante, sino que el tiempo invertido en los desplazamientos dentro del espacio arquitectónico se vuelve fundamental para la construcción y apropiación de la narrativa planteada. La idea aquella que había rondado trabajos anteriores y que hablaba de la tridimensionalidad de la imagen como experiencia a retomar por el espectador, ahora se diluye y da paso a la producida por el trazo del recorrido y por el tiempo invertido en él como una cuarta dimensión de la instalación. Por ejemplo, en Canto de obsidiana (Museo de Arte Contemporáneo de Oaxaca, 2012), las fotografías resultaban ser la parte medular de la exposición y ayudaban a la construcción narrativa marcando el camino del visitante por las cuatro salas. A medida que el espectador avanzaba, la obra en su conjunto se modificaba (debido a la disposición de las piezas, a los formatos utilizados o a sus características específicas), iba de lo claro a lo obscuro, de lo monocromo al color, de lo silente a lo sonoro, de lo estático a lo dinámico, de lo distante a lo envolvente.

Imágenes de distinto orden, una fotográfica y otra gráfica, pueden colisionar para producir una tercera imagen / Parto de un registro fotográfico, de un fragmento espacio-tiempo tomado de la realidad que utilizo como imagen base y le sobrepongo elementos gráficos. Por un lado, presento una huella de lo real, innegablemente temporal, una instantánea; por otro, un elemento a-temporal, creado, añadido y sin referencia con la realidad. Al sobreponerlos, se produce una colisión entre ambos componentes que el espectador resuelve en una tercera imagen[3].  Tenemos así, una fotografía sin grandes alteraciones a la que se le sobreponen elementos gráficos; un registro donde el instante le imprime un significado temporal único, y otro, un gráfico, a-temporal, que choca con el primero[4].

Incorporar a la narrativa de la exposición, tres formas de mirar / En la instalación Equivalencias, (Fototeca del Centro de las Artes de Nuevo León, Monterrey, 2013) y que aquí se describe detalladamente, se ponen en práctica formas de la imagen expandida ensayadas con anterioridad y se suman otra nuevas. Se insiste en aquella que se produce al interior de la imagen al contraponer elementos y que plantea la tesis de la tercera imagen, y se experimenta más con el lugar de exhibición atendiendo a lo visual, lo sonoro y lo espacial. Podría decir que, si bien es cierto que Equivalencias en sus 500 m2 puede ser considerada como unidad, en sus fragmentos y combinaciones plantea un espacio donde el espectador enfrenta y percibe las imágenes de tres maneras distintas: una contemplativa, otra distanciada y una más envolvente.

Cada obra conlleva un proceso, éste puede ser muy largo, más corto, eficaz, menos asertivo y, aunque en continuo movimiento, tiende a un punto de relativa calma que estabiliza nuestra búsqueda / Parece ser que uno formula siempre la misma pregunta; si esto es así, entonces lo interesante parecen ser las formas que las diferentes respuestas pueden asumir, o dicho de otra manera, las formas que se derivan de la búsqueda de la respuesta a una pregunta constate. En este sentido, el proceso de las exposiciones que abren y cierran el período 2011-2013, han funcionado definitivamente como laboratorio de pruebas. DF penúltima región sirvió para perfeccionar muchos hallazgos y recursos técnico-estéticos que se materializaron no sólo en la muestra, sino también en dos publicaciones , una, que representa para mí la versión editorial de lo mostrado en el espacio arquitectónico (la puesta en página de la exposición)[5], y otra, una bitácora[6] que da cuenta del proceso completo de construcción de la muestra, presentando apuntes y textos que se generaron antes y durante la exposición. Por su parte, Equivalencias resultó ser un nuevo ensayo que problematizaba las distintas formas de percepción de la imagen fija y cinemática, a la vez que retomaba la inquietud sobre la imagen expandida. Seguramente, los próximos trabajos irán en este sentido. Estoy particularmente interesado en comprender ciertas especificidades de las imágenes técnicas, la importancia de la mirada y cómo ésta se modifica a partir de los distintos aparatos de captura y reproducción de la imagen.



[1] Texto tomado de: Gerardo Suter, Equivalencias, CUADERNOS HÍBRIDOS 03, Universidad Autónoma del Estado de Morelos, pp. 31-34
[2] Ver en este mismo apartado del blog: Hacia la imagen expandida.
[3] El choque entre lo temporal y lo a-temporal resulta de las características propias de lo fotográfico. En la imágenes cinemáticas, la colisión se diluye o bien se oculta tras el movimiento. En estos trabajos, aquello que se mueve y lo otro que permanece estático, evidencian esta particularidad, sin embargo, lo que está detrás del movimiento es simplemente un tiempo más extendido y lo que está detrás de lo gráfico es la ausencia de tiempo.
[4] Es en las imágenes que componen la serie Puntos cardinales donde por primera vez establezco esta contraposición.
[5] DF penúltima región, CONACULTA-Centro de la Imagen, México, 2011 (ISBN 978 607 455 792 3)
[6] DF penúltima región, Bitácora 2005-2011, CONACULTA-Antiguo Colegio de San Ildefonso, México, 2012 (ISBN 978 607 455 894 4)

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02
Imagen expandida
Luna Córnea / Marzo de 2011


Montajes y constelaciones

Múltiple en los contenidos que ha puesto en movimiento y en las técnicas de que se ha servido, la obra creada por Gerardo Suter en los últimos veinticinco años puede verse como la crónica de sus empeños personales a favor de la ampliación del espectro de la fotografía como medio de expresión. El artista ha guardado memoria de los procesos de trabajo y de las ideas que le ayudaron a definir su obra en relación a espacios expositivos y arquitectónicos determinados.

A partir de sus intuiciones y propuestas artísticas, y de la lectura de autores que le ayudaron a entender el valor del montaje de las imágenes y la asociación de diferentes formatos audiovisuales como estrategias discursivas, Suter derivó un corpus teórico que se hace presente en el documento titulado Recopilación C, la maqueta del libro InSitu y la tesis doctoral que dedicó al concepto de imagen expandida. Con registros procedentes de ese proyecto de libro y extractos de la obra que debió someter a los rigores de la academia, seleccionados y editados por Patricia Gola, Luna Córnea ofrece noticias sobre el trayecto que como artista-ocupa ha recorrido Suter desde que en 1995 montó en las salas del Centro de la Imagen la muestra Anáhuac (radiografías de un valle).


Alfonso Morales. Luna Córnea 33, pág. 321



















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01

Hacia la imagen expandida
Gerardo Suter / Noviembre de 2010 


A mediados de los años noventa, perfilo mi trabajo hacia el desarrollo de instalaciones compuestas por imágenes fijas y en movimiento. Con la exposición Anáhuac (radiografías de un valle) presentada en el Centro de la Imagen en 1995, comienzo a plantear una nueva relación entre la obra, el espacio y el espectador.

Los trabajos desarrollados en ese momento contemplaban dos aspectos esenciales: primero, la presentación de imágenes fotográficas transparentes de gran formato, y segundo, la incorporación de otros lenguajes a las propuestas fotográficas, tales como el video y el sonido. En todos los casos, las imágenes ocupaban un lugar preponderante en el espacio y le daban al espectador la posibilidad de transitar entre ellas.

En un primer período (1995-1997) desarrollo cinco series (Anáhuac, De los títulos primordiales, Geografía de la memoria, Cartografía y Bitácora), e introduzco algunas constantes relacionadas con el manejo de los soportes, las dimensiones y la utilización del espacio. Cuando inicio estos proyectos, trato  la imagen de manera escultórica y tridimensional: por un lado, la fotografía en gran formato distribuida en el espacio, y por otro, las proyecciones de video sobre distintos soportes creando volúmenes cinemáticos.

En un segundo momento (1998-2001) y apoyado en las nuevas tecnologías, me intereso por combinar los espacios real y virtual, por tratar la problemática espacial de la imagen y definir así el comportamiento de ésta en ambas arquitecturas. Al interés por desprender la obra de los muros, permitir que la luz atraviese las imágenes y llevar al espectador a relacionarse de manera diferente con los trabajos bidimensionales, se suma la inquietud por definir la relación entre la obra y el lugar de exhibición. Desarrollar obras específicas para sitios específicos se vuelve uno de los ejes de mi trabajo. TranSitus, Circulaciones, k_in_vitro, Toy Stories, y Skin son algunas de la series de estos años.

En un tercer período (2002-2008), además del uso de imágenes (fijas o en movimiento) comienzo a utilizar de manera regular textos y sonidos en las instalaciones. Estos elementos funcionaron, y funcionan, como apoyo a las imágenes y sirven de aglutinador o hilo conductor del discurso. Las instalaciones Trayectos, Ruido, Plagios, New Maya, Cuaderno de viajes y Enfoques arqueológicos, tienen esta característica.

En todas las instalaciones mencionadas, e inclusive desde mis primeros trabajos fotográficos, ha habido un gran interés por conocer más acerca de la especificidad de la imagen y descubrir las particularidades que ésta asume en sus distintas formas (fija, en movimiento, impresa, proyectada, sobre papel, en un monitor, separada de la pared, flotando en la red, etc.). Las instalaciones mencionadas en los diferentes períodos, así como las reflexiones teóricas, me han permitido construir una conjunto de herramientas para acercarme a la imagen, desarrollar los trabajos, y englobar los proyectos bajo el concepto que ahora defino como imagen expandida.

He insistido que el espacio arquitectónico es para mí el soporte final de la obra. El diseño de cada pieza para el sitio específico se ha vuelto fundamental para el desarrollo de los nuevos proyectos, y la publicación InSitu da cuenta de la forma en que mi trabajo se ha vinculado cada vez más con la arquitectura.

Considero que mis últimas foto-video instalaciones (2008-2010) han sido un laboratorio de pruebas para concretar algunas preocupaciones sobre la imagen expandida. Horizonte_DF (2008), document[o]: ciudad/cité/stadt/city (2009), Epílogo/Prólogo (2010), Montaje de atracciones (2010) perfilan el trabajo que me interesa desarrollar en los próximos años. Concebir cada instalación como una totalidad, formada por imágenes acompañadas de sonidos, y pensar en el estímulo que ambos elementos provocan en el espectador cuando inundan el espacio, me ha llevado a profundizar en el concepto de imagen expandida y plantear las siguientes tres etapas de trabajo: el espacio envolvente / el espacio sonoro-visual / el espacio abierto-el espacio cerrado.


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